Dedicado a Luis Adolfo Mallo Mallo, magistrado excelente, jurista con cualidades docentes destacables, compañero, magnífica persona, que deja una estela de bondad imborrable entre los que le conocimos.
Somos, si nos recuerdan, caminantes del tiempo…
Descansa, compañero, descansa en tu silencio.
No llores por el tiempo, que acaso te ha faltado
para cumplir tus sueños, para tocar el cielo.
Ahora con Huidobro, repetirás sincero:
“Cuánta vida he vivido y cuánta muerte he muerto”.
Y, en palabras suyas, sin fin serás viajero,
y sentirás que al alma te suben las estrellas.
– M.A. Díaz Gómez–