Muchas personas no lo saben, o lo conocen únicamente relacionado con deportes de montaña y halterofilia, pero el carbonato de magnesio no es únicamente un compuesto que sirve como secante para el sudor y para conseguir mayor adherencia al apoyar las manos sobre la roca. Desde hace varios años se viene utilizando para el tratamiento de algunas molestias del aparato digestivo, como por ejemplo el estreñimiento crónico, pero también en asuntos más serios como la osteoporosis. Por lo visto, la combinación de carbono y magnesio en este compuesto favorece el tránsito intestinal y hace que las heces aumenten de volumen, de modo que son expulsadas más fácilmente. Por otra parte, al contener magnesio, ayuda a la fijación del calcio en los huesos y esto puede llegar a retrasar la aparición de las temibles enfermedades óeseas que afectan, sobre todo, a las mujeres.
En su uso como laxante, además de ser un compuesto inocuo, es muy fácil de tomar y no tiene apenas sabor. Se vierte una cucharada en líquido antes de ir a dormir y podemos tener la total certeza de que a la mañana siguiente iremos al baño, como suele decirse, «como un reloj».
Otras cualidades, quizá más pertenecientes al terreno de «productos milagro» son que, por ejemplo, tiene un efecto relajante. Otras personas se atreven incluso a decir que previene los ataques de hiperactividad o sirve para el tratamiento de la ansiedad leve, que es un mal muy frecuente en estos tiempos.
De una forma o de otra, hay algún efecto beneficioso del carbonato de magnesio para cada uno de nosotros. Como se ha dicho, la principal ventaja con respecto a otros productos sintéticos es que, aparte de ser completamente natural, no tiene apenas riesgos de intoxicación, aunque se ingiera en cantidades mayores de las sugeridas.
El carbonato de magnesio es muy muy barato y fácil de encontrar. Si no lo pruebas es porque no quieres.