Tente nube, tente tu…

En las frías noches leonesas que dan paso al mes de febrero, la víspera de Santa Brígida, se escuchan en los campanarios y espadañas de las decrépitas iglesias el reconocible tantaneo del Tente Nube…

“Tente nube, tente tu

que Dios puede más que tu;

tente nube, tente palo

que más puede Dios que el diablo”

Con este toque, que ya solo recuerdan algunos viejos campaneros, como los de Fresno de la Vega que aún conservan la tradición, se intenta ahuyentar al Reñubero.

Este geniecillo leonés, dominador de las tormentas y nubes, y provocador de tempestades, granizadas, nevadas y otros fenómenos atmosféricos dañinos para los campos y, en especial, para las cosechas, elabora con sus manos a base del barro de los campos las piedras que formarán las granizadas de cada año.

Con el toque de campanas del Tente nube, intentaban los viejos del lugar aturdir al Reñubero para que no acertara a fabricar la masa necesaria para las piedras, quedando así el pueblo libre del temido pedrisco para todo un año.

En algunos lugares, mientras tañían las campanas, se recogían doce piedras que eran guardadas con devoción. Con la llegada de las nubes y las tormentas tiraban alguna de esas piedras a los campos, logrando de esta manera espantar el granizo.

En la comarca de la Cepeda, mantienen que el Reñubero porta en su mano derecha un haz de centellas mientras que en la izquierda lleva un recipiente cargado de piedras que arroja con furia sobre las cosechas.

Hoy en Fresno de la Vega, en la Iglesia de San Miguel, intentarán como antaño despistar al Reñubero con los mágicos toques de campana.

31 de enero de 2014

Marcos Alvarez

 

 

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